En Europa, este año se cumplen 125 años de ese primer 1 de Mayo.
El origen del 1 de Mayo está vinculado a la lucha obrera, fundamentalmente a la reivindicación de la jornada de ocho horas. En Chicago, ese día de mayo de 1886, miles de trabajadores iniciaron una huelga, que continuó el día 2 con una manifestación de más de 50.000 personas, disuelta violentamente por la policía. Un día después, se llevó a cabo una concentración en frente de sus puertas, se inició una pelea campal y la policía intervino con el resultado de 6 muertos y varias decenas de heridos. Finalmente, tras un dudoso juicio, serían condenados 6 dirigentes sindicales.
Mientras esto sucedía en Estados Unidos, en Paris, en 1.890, se celebraban congresos obreros con los principales dirigentes marxistas y se aprobaba una gran manifestación también para revindicar la jornada de 8 horas. La fecha elegida, rememorando lo ocurrido unos años antes en Chicago, fue el 1 de mayo.
El éxito de esa primera manifestación y las de los años siguientes expandió las ideas y la fecha al resto de Europa, Asia e Iberoamérica. Se convertía así el 1 de mayo en una fecha emblemática y llena de significado para los trabajadores de todo el mundo.
Luego llegaría la “adhesión” de la iglesia católica: en 1.955, Pío XII quiso darle connotación cristiana a esa fecha, y estableció la fiesta de San José Obrero.
Por tanto, en Europa, este año se cumplen 125 años de ese primer 1 de Mayo y, aunque son otros los problemas de los trabajadores y trabajadoras, y otras las reivindicaciones, la necesidad de clamar, exigir y defender nuestros derechos, siguen vigentes.
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