¿Qué es un ERTE? Cuánto dura, cuánto se cobra, cómo se pide el paro, cómo afecta a la empresa y al empleado… Soluciona todas tus dudas.
En momentos de dificultad aparentemente circunstanciales, muchas empresas se preguntan si sería posible reducir temporalmente sus costes laborales. El ERTE permite este ajuste pasajero pero conviene conocer sus implicaciones.
Durante la Gran Recesión (2008-2013), los Expedientes de Regulación de Empleo (EREs) aumentaron exponencialmente en países como España, siendo en algunos casos el paso previo al cierre de la empresa. La coyuntura económica era, en efecto, muy adversa, y las compañías no contaban con garantías de que la situación remitiera a corto plazo.
Sin embargo, los ciclos económicos también cuentan con momentos muy concretos de dificultades y que están motivados por causas aparentemente ajenas a la actividad de la empresa.
Surge así la duda de si es posible
prescindir de parte de la plantilla, o reducir su jornada laboral, durante algunos meses, procediendo a su
reincorporación a los mismos puestos de trabajo cuando mejore el contexto económico.
Esta es la posibilidad que da el ERTE, una figura jurídica diseñada para que estos ajustes puntuales no adquieran un carácter definitivo.
¿Qué es un ERTE y cuándo está permitida su aplicación?
El
Expediente de Regulación Temporal de Empleo, más conocido como ERTE, es una medida de flexibilización laboral que
habilita a la empresa para reducir o suspender los contratos de trabajo.
Este procedimiento queda circunscrito a un periodo de tiempo debidamente acotado, a la conclusión del cual la empresa está obligada a recuperar las condiciones contractuales previas a la implementación del ERTE, así como a mantener los puestos de trabajo de los empleados que se han visto afectados.